Las centrales nucleares son, evidentemente, dinamizadores económicos de los entornos donde se encuentran ubicadas, pero eso no tiene nada que ver con la compra de opinión.
Las centrales nucleares generan trabajo en condiciones seguras tanto para las personas que trabajan en ellas como para el medioambiente.
Además, como cualquier otra industria, están sujetas al impuesto de bienes inmuebles (IBI) y al de actividades económicas, que contribuyen a los ingresos de los municipios y a mejorar la calidad de vida de los habitantes.
En cuanto al impacto medioambiental, hay que destacar que no genera gases de efecto invernadero y que la radiación ambiental se controla por el Programa de Vigilancia de la Radiación Ambiental (PVRA), en el que se siguen las medidas de instrumentos de detección de la radiación y se tomas muestras de alimentos terrestres y fondos marinos o fluviales del entorno de las centrales. Este programa PVRA empezó a medirse antes del arranque de las centrales nucleares y durante su operación no se han observado cambios en los resultados.
Cada año el CSN explica los resultados de estos programas a la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados. Esta documentación es pública.
Está comprobado que una mayor aceptación de la energía nuclear por parte del público está asociada con la información objetiva que este ha recibido. El mayor esfuerzo divulgador lo hacen los operadores en el entorno de las centrales, lo que serviría para explicar este fenómeno, puesto que es precisamente ahí donde se produce la mayor aceptación del público