La energía nuclear se ha posicionado como uno de los pilares de las políticas energéticas a nivel internacional debido a su capacidad para proporcionar un suministro eléctrico fiable y dar estabilidad a la red eléctrica, a un coste competitivo y libre de emisiones de carbono. En un contexto global donde países como Francia, Estados Unidos, China y el Reino Unido están apostando por prolongar la operación de sus reactores nucleares, e incluso por el desarrollo de nuevos reactores, España va a contracorriente, manteniendo el calendario de cierre progresivo de los siete reactores nucleares actualmente en operación, que comenzará en 2027 concluyendo en 2035.
Endesa, una de las compañías energéticas propietarias de la central de Almaraz, ha presentado el estudio “El impacto del cierre nuclear en España”, en el que pone en valor todas las características de la nuclear que convierten a esta tecnología en un pilar clave para asegurar el suministro eléctrico.
Entre las principales consecuencias que supondría el cierre nuclear, Endesa señala que se disminuirá la fortaleza del sistema eléctrico nacional, provocará un aumento del precio de la electricidad y de las emisiones del sistema, además de impactar directamente en las perspectivas de desarrollo económico de la industria.
En conclusión, España se enfrenta a un reto mayúsculo ante al cierre del parque nuclear, el cual se acordó en un contexto geopolítico y energético muy distinto al actual, y que puede tener graves consecuencias a nivel energético y económico. Aún estamos a tiempo de encontrar una solución que permita prolongar la operación de las centrales, aunque se debe trabajar a contrarreloj, dado que una vez que cierre Almaraz en 2027, el cierre del resto de centrales será prácticamente inevitable.
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