Los riesgos propios de las centrales nucleares residen en la elevada variedad de productos radiactivos producidos en la reacción de fisión, en un proceso que genera gran cantidad de energía que debe mantenerse bajo control en todo momento. En esta nota se recogen los fundamentos científicos de la seguridad nuclear y su desarrollo tecnológico. A partir de ahí, se adentra en la relación hombre – máquina, la seguridad y formación del personal de operación, el valor de la experiencia de la operación y el régimen jurídico de la seguridad nuclear. La nota concluye con unas consideraciones sobre la aceptación social de la energía nuclear.
LOS RIESGOS DE LAS CENTRALES NUCLEARES
Los riesgos propios de las centrales nucleares residen en la elevada variedad de productos radiactivos producidos en la reacción de fisión, en un proceso que genera gran cantidad de energía que debe mantenerse bajo control en todo momento.
Los fragmentos generados en la fisión de los átomos de uranio 235 y plutonio 239 incluyen cerca de 300 isótopos de 90 elementos químicos con distintos números másicos entre 70 y 160, la mayor parte de los cuales son radiactivos y permanecen en el interior del combustible. Por otro lado, la activación del propio combustible genera isotopos de neptunio, plutonio y americio.
A la energía propia de la reacción de fisión, se añade la energía generada por la desintegración de los nucleídos de fisión y de activación.
Toda la energía producida se transforma en calor, que es aprovechado para generar electricidad mediante una turbina de vapor acoplada a un alternador. La extracción del calor se hace por medio del refrigerante, normalmente agua, que eleva su temperatura al paso por el reactor y, después de un cambio de fase, lo cede a la turbina.
La energía desprendida por los productos radiactivos, una vez se ha detenido la reacción de fisión, se denomina calor residual. Este calor debe ser extraído una vez apagado el reactor, de igual manera que se hace con el calor producido durante la fisión.
El calor residual disminuye con el tiempo, pero es muy significativo, con valores del 1,6% de la potencia térmica del reactor al cabo de una hora, y del 0,73% al cabo de un día, después del apagado.
Numerosos estudios científicos, y una extensa comprobación experimental, han encontrado la forma de controlar y mantener en equilibrio estable la fisión en cadena del combustible de las centrales nucleares y retener de forma segura los productos radiactivos.